lunes, 4 de junio de 2012

Fuga

  Dicen que el tiempo hace y deshace lo que logra hacer. Es el mejor maestro. Te agarra de la mano y logras sobrevivir en ese laberinto que crees sin salida. Con paciencia y voluntad llegas a ella encontrando la llave que un día cerró tu corazón. Con valor decides dejar la puerta entreabierta y poco a poco ese lugar que había permanecido en la oscuridad vuelve a saborear la dulce luz. Vuelves a sentirte llena de vida. Pero llega un fuerte viento provocado por la ilusión y la puerta se abre de golpe. Ese claror ilumina tanto que te deja ciego, te dejas llevar por esa magia que explora tus límites y te hacen sentir feliz. Pero ese mismo viento cambia de rumbo y como el soplo a una vela, esa luz se apaga y la puerta se cierra de golpe. Intentas encontrarla en tus ojos, pero ya ha huido en la brisa, la misma que se ha llevado esa llama que había ardido en tu interior, provocada por el latir de otro corazón, haciendo brotar el temido y a la vez deseado amor.


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